martes, 24 de febrero de 2015

*Candidato Urresti*

Ahora puede atacar a sus anchas sin comprometer oficialmente al gobierno.
El virtual autolanzamiento de Daniel Urresti como candidato del Partido Nacionalista, ni bien dejó la silla del Ministerio del Interior, comprueba nuestra tesis de que él, como otros en el gobierno, son piezas no improvisadas que cumplen un papel concreto —a veces multifuncional— en el tinglado del blindaje que ha armado la pareja presidencial.
Y es que resultaba iluso pensar que el presidente iba a desprenderse de su mejor pieza en términos de popularidad. La cuida al sacarla de la función pública y la pasa al carril del candidato, donde ahora puede decir lo que quiera y atacar a sus anchas sin comprometer oficialmente al gobierno.
Urresti tendrá la función de “jugar arriba” para distraer a los defensores contrarios: mientras la oposición se come el amague y suelta a Jara, el gabinete toma aire y fortalece sus líneas. Sin embargo, no es claro que sea ya el candidato del nacionalismo: bien podría ser un distractivo para atraer reflectores y ataques que aligeren a otro el camino. Aunque, valgan verdades, Urresti es el candidato perfecto para el elector que además es obligado a votar: se relaciona a través del maltrato, es “achorao” y tiene talante autoritario. Perfecto para el peruano promedio actual.
Por: Eugenio D'Medina Lora

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